Las Empresas Familiares tienen connotaciones especiales que les confieren una especial idiosincrasia. Algunas de sus características son marcadamente positivas. Otras, en cambio, apuntan directamente a la línea de flotación y amenazan la continuidad misma del negocio. La cuestión que aquí planteamos es: ¿puede obtenerse alguna ventaja competitiva a partir de la condición familiar de una empresa?

Entendemos que ventaja competitiva es aquella posición favorable respecto a la competencia que resulta defendible o sostenible a largo plazo: ¿qué puede hacerse en esa dirección desde la “familiaridad” de una empresa? Examinemos en primer lugar cuáles son esas características especiales de las Empresas Familiares. Estudios autorizados coinciden en que, a nivel europeo, las empresas familiares obtienen mejores resultados que las no familiares: crecen más rápidamente, generan más valor añadido y crean más empleo. Estos mejores resultados de la Empresa Familiar en su conjunto se explican por su mayor flexibilidad, la perspectiva a largo plazo, una mayor proximidad a los clientes y la acumulación de talento directivo (fuente: “The Role of Family Business in the European Economy”, Ernst & Young).

Paralelamente, las Empresas Familiares afrontan un escenario que no está exento de retos, como el de crecer de manera estable, mejorar los resultados y marginalidades, planificar la sucesión, fijar y alcanzar objetivos a largo plazo, reducir la fiscalidad, acceder a la financiación y profesionalizar la gestión. Y todo ello en un contexto de inestabilidad, alta presión fiscal e indisponibilidad de financiación.

De todos los factores expuestos deseo destacar los más relevantes a los efectos de este post, que son:

  1. el mayor talento directivo, manifestado en el hecho de que las Empresas Familiares obtienen mejores resultados con menos recursos…
  2. la necesidad de profesionalizar la gestión
  3. la perspectiva a largo plazo que resulta de la confusión entre “empresa”, “patrimonio” y “proyecto de vida” del empresario, quien en la mayoría de los casos opta por reinvertir en el negocio antes que llevar una vida suntuosa.
  4. la ausencia de planificación a largo plazo, tanto en materia de sucesión como de objetivos de empresa

Llama poderosamente la atención el hecho de que en el seno de la Empresa Familiar se adopten decisiones trascendentes con la vista puesta en el largo plazo, pero no se planifiquen aspectos clave como la sucesión o los objetivos. Asimismo es relevante que, pese a disponer de mayor talento empresarial, sea simultáneamente necesario profesionalizar la gestión de la Empresa Familiar. Estos dos factores merman seriamente la competitividad de la Empresa Familiar, y son un auténtico problema si persisten a largo plazo. Pero también son el punto de partida de mis propuestas para que una Empresa Familiar adquiera su ventaja competitiva, que expondré en mi próximo post dentro de dos días.

Gracias por la atención y ¡hasta entonces!