En el post anterior vimos que el reto clave para la continuidad de la Empresa Familiar más allá de la segunda generación radica en la planificación de la sucesión y en el fomento de la capacidad emprendedora de los futuros líderes, y que la formación, la adquisición de experiencia, la adopción de nuevos modelos válidos para el futuro, el apoyo de la familia y el de los profesionales son requisitos para enfocar el proceso sucesorio con posibilidades de éxito.

Es evidente que en un futuro nada lejano, las generaciones más jóvenes deberán impulsar la trayectoria de la Empresa Familiar con sus propios recursos y habilidades. Pocas familias empresarias conceden importancia a la correcta canalización y fomento del potencial emprendedor de la generación sucesora. Es más que conveniente que, desde un inicio, la generación sucesora pueda desarrollar su potencial bajo la forma de nuevos proyectos o impulsando nuevas líneas de negocio – independientes o complementarias al negocio original – que puedan ser desarrolladas por los futuros lideres. Los beneficios para la generación sucesora son múltiples y muy positivos: desarrollo de las habilidades de liderazgo, incremento del sentido de la responsabilidad, obtención de reconocimiento, adquisición de experiencia, etc. La Empresa Familiar, a cambio, podrá contar con una nueva generación más experta, más madura e integrada, más reconocida, más profesional y mejor preparada para afrontar el futuro.

¿Cuál es la herramienta adecuada para conseguirlo – con posibilidades de éxito? Las familias, manteniendo la fidelidad a su estilo, pueden ayudarse mediante la herramienta denominada Protocolo Familiar. El Protocolo Familiar y de Empresa consiste en un pacto de familia en el que se abordan las cuestiones relativas a la sucesión en el negocio, se establecen normas marco y se constituyen estructuras organizativas básicas dirigidas a la toma de decisiones en materia de familia y empresa, de acuerdo con los principios y valores que han permitido consolidar el negocio a la generación fundadora. Es sin duda el instrumento más idóneo para afrontar exitosamente el reto de la sucesión generacional. Su implantación ha rebasado ampliamente el ámbito anglosajón del que es originario y está siendo adoptado en Europa y Latinoamérica.