Segunda parte de la entrevista a Leopoldo Abadía. Doctor Ingeniero Industrial, profesor de Política de Empresa, conferenciante, escritor y patriarca de una fantástica familia, continúa hoy hablándonos de “algunas cosas de importancia que deben hacerse bien”.

“36 Cosas que hay que hacer para que una familia funcione bien”

Leopoldo Abadía: …y llevo 11 años de carrera mediática [ríe].

José  María Fité: ¿Cuántos libros has escrito?

Leopoldo Abadía: ¡Once!

JMF: Uno de tus libros me interesa mucho. Es un libro muy gracioso que se titula “36 cosas que hay que hacer para que una familia funcione bien”. Tienen que ser 36; no podían ser 10, ni 50 ni 100?

Leopoldo Abadía: Te aclaro lo del número. Yo había dado muchas veces una conferencia que se titulaba “26 Cosas que hay que hacer para que una familia funciones bien”. Entonces, cuando ya había escrito 4 libros de economía… ¡Yo soy ingeniero textil, de economía no sé! Una periodista una vez me dijo: “¡Qué humilde es Usted!” Le contesté: yo soy muy humilde, pero no sé, ¿eh? [reímos]. O sea, son dos cosas distintas. Espasa me dijo: “Tendrías que escribir otro libro sobre la familia, que de eso sí que sabes”. Y pensé: de lo otro no… [ríe]. Bueno, entonces dije lo de las 26 cosas, oyeron mal, y entendieron 36. Hicieron la portada del libro y, cuando la vi, dije: “¡eran 26! Pero bueno, ya se me ocurrirán 10 más”. Empecé a escribir y salieron 53. O sea: tenía que haberse llamado “26”, se titula “36” y hay “53” [reímos].

JMF: creo que o de menos es el número, ¿verdad? Yo quería preguntarte que, de entre esas 53 cosas que hay que hacer bien, ¿cuáles de ellas recomendarías especialmente a una familia empresaria?

Aceptarlos tal y como son

Leopoldo Abadía: ufff… [se ríe]. Nos tenemos que dar cuenta de que cuando hablas con una familia, estás hablando con individuos, con personas. Las familias numerosas tenemos un poco el peligro de ir por grupos: “hoy me llevo al cine a los mayores”, “hoy salgo con los pequeños”. Y es que los mayores están formados por fulanito, fulanito, fulanito… Cada uno con sus virtudes, con sus menos virtudes, con sus ambiciones nobles, alguna menos noble. Y hay que aceptarles como son. En una familia empresaria sabes que son distintos y hay que aceptarles como son y, si puedes, ayudarles a mejorar en algo que objetivamente sea mejorable. No que a ti no te guste, si no que sea mejorable de modo objetivo. En una familia empresaria debes separar la vida familiar de la del trabajo. Ahí detrás tengo mi despacho yo, y mi mujer o tiene aquí, en el otro extremo. De vez en cuando le mando correos y luego voy a verle y le digo: ¿lo has recibido? Y dice “No, todavía no”. Pues debe estar por el pasillo…

[Reímos].

Leopoldo Abadía propone distinguir entre familia y empresa

Leopoldo Abadía: Hay que saber distinguir la familia de la empresa en el sentido de que si has tenido una bronca con la familia, que “el odio no sea eterno”. Yo de esto aprendí mucho de Antonio Valero, el primer director del IESE. Un día me pegó una bronca tremeeeeendaaa… Era un sábado a mediodía. Cuando acabó, me fui y odio eterno. Después viene a mi despacho y me dice: “Oye, dile a tu mujer que esta noche iré a cenar un poco más tarde porque me ha salido no sé qué…” Y me dije: además de soportar la bronca te tengo que invitar a cenar! Bueno, llegó  a casa y le dijo a mi mujer [riendo]: “Le he pegado una bronca a tu marido hoy… ¡terrible!” Y entonces mi mujer se echó a reír, los niños también y pensé: “No, si aquí el único tonto soy yo” [reímos los dos, mucho]. Bueno, es una manera de decir que había que pegar una bronca, pero es una bronca profesional.

JMF: a todos nos cae alguna de vez en cuando.

Leopoldo Abadía: pues claro, y con razón.